Libros

No solo son una maravillosa compañía sino que con una buena encuadernación pueden ser un lindo adorno para muchos lugares de la casa.
La humedad es la enemiga número 1 de los libros. Tratar de ubicarlos en ambientes secos.
Para sacar tierra y polvo pasar en seco una brocha de afeitar o pincel. Un secador de pelo con aire frío puede ser de gran ayuda para soplar el polvillo que va saliendo.
Si las hojas están engrasadas o tienen dedos marcados espolvorear con talco o tiza rallada y cerrar el libro, dejar así por varios días, luego con el secador de pelo barremos el polvo y listo.
Si las hojas están húmedas poner hojas de papel secante o absorbente, dejar unas horas e ir cambiando por papeles secos.
Si aparecen manchas amarillas vaporizar el papel secante o absorbente con éter o con una lluvia mínima de lavandina, y luego colocar sobre la mancha, hacer este trabajo con mucha paciencia, el éter o la lavandina no pueden tocar las tapas del libro, el tratamiento se hace solamente sobre las hojas. Cerrar el libro y dejar secar.
Cuando las hojas aparecen cortadas batir una clara de huevo, mojar un papel absorbente y pasar uniendo las hojas, colocar papeles absorbentes debajo y arriba y cerrar el libro. En 2 o 3 minutos las hojas quedan unidas sin problema.
Tip: No olvidar de hacer donaciones de libros en hospitales, geriátricos, lugares donde realmente la lectura de un libro es una necesidad importante. Hay tantas personas adultos y niños que se sienten solas y los libros van a ayudar a que se sientan mejor.

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